miércoles, 11 de mayo de 2011

Solucionando el mundo. Parte 2 de 4: "inflando globos de indignación"

Segunda entrada de la larga reflexión sobre problemas genéricos del Ser Humano y lo que se me pasa por la cabeza al respecto. Recordar que esta entrada es la segunda de una serie de cuatro. Me gustaría que si no has leído la primera, eches 4 minutillos en leerla.
Tras hablar de cómo la historia nos enseña que la hemos cagado muchas veces, y no parece que queramos aprender, voy a hablar del presente, de como seguimos con problemas similares y de la necesidad de indignarse hasta "reventar".


Gracias al libro “¡Indignaos!” de Stéphane Hessel  el verbo indignarse está de moda, pero es que encaja para describir a lo que viene esta entrada. Libro que tengo que reconocer, forma una de las bases de esta serie de entradas. Quién lo haya leído le sonarán algunas cosillas, pero doy mi perspectiva del tema.
Y hablando de todo un poco: ¿qué mal están las cosas no? La crisis, el paro, recortes sociales, radiación de Fukushima hasta en la sopa... Seguro que os habéis quejado de algo últimamente. Quejarse es gratis, desahoga.  Más aún cuando lo haces rodeado de gente que opina igual y todos asentimos, nos emocionamos y tenemos esa sensación que alimenta tu ego de ver que piensas cosas que están "bien".

Bueno, ya es algo. Crecen las razones para indignarse, para cabrearse con el mundo. Pero, parece, no son suficientes. O quizá no queremos escucharlas, oler la mierda nunca ha sido agradable.

Metaforicemos con un globo. Cuanto más lo inflamos, más posibilidades de que reviente. Pero depende de cuanto aire soplemos cada vez y de lo grande que sea el globo, nos costará más o menos que estalle.
Si el aire fuera indignación y nosotros el globo, cuanto más indignados estamos con algo o con el mundo en general, más posibilidades de reventar y entrar en acción.

Hablemos de ese aire. Hay mucho aire que soplar, muchos problemas con potencial para indignarnos. Desde cosas lejanas y casi virtuales como la contaminación del planeta o el hambre en el mundo, hasta cosas más cercanas y palpables cómo la subida de la gasolina, la dificultad de conseguir trabajo, etc.
Pero, cómo he dicho, depende de lo fuerte que soplemos, el globo revienta antes. No todos los problemas valen lo mismo. Cuanto más cercanos, más cuentan. Tienen un "plus". Si la mierda está cerca, se huele y sienta mal. Si la mierda está lejos, aunque sean toneladas de ella, no se huele... y bueno, da coraje, pero no tanto.
¿Porqué?, porque somos egoístas. Tú y yo, y muchos de los que te rodean. No le tengas miedo a esa palabra, acepta que lo eres y que debiéramos cambiarlo poco a poco. Nos preocupa más la mierda que olemos que la mierda que tengan los demás.
De forma que conforme olemos mierda, soplamos más fuerte al globo. Bien, respiremos, ¿oléis algo? Huele mínimo algo rancio, pero serán las cañerías…

Pero joder, es que últimamente tenemos cada vez más mierda cerca, y cada vez se huele más y es más fácil explotar. Parece que no es el desagüe. Algunos no quieren olerla, pero con el tiempo todos las oleremos. Es decir, habrá problemas cercanos, de la vida diaria, que harán que la gente decida levantarse y quejarse. Aunque  parece que no a corto plazo.
Hay paro, alargan la jubilación, a este paso desaparece la sanidad pública... pero hay dinero en los bolsillos. Los padres dan dinero a los hijos si están mal. O los amigos echan una mano. Y seguramente llegará un momento en que los padres no trabajen, ganen una mierda de pensión, los hijos estén en paro. Entonces si que se hablará de autentica escasez. Tendremos la mierda encima y habrá que olerla. Ahora mismo ganamos poco o estamos en paro, pero tenemos un I-phone HTC en el bolsillo.
¿Soy pesimista? Se puede pensar eso, al igual que se puede uno tapar la nariz, no oler nada y vivir feliz hasta que al abrir la boca tragues lo que no quieres oler.

Os animo a buscar, a oler sin miedo y reconocer lo que se huele, a soplar en el globo sin miedo a explotar. Hay razones de sobra, cada uno podéis tener la vuestra para indignaros. Yo últimamente tengo para parar trenes, solo hay que leer el blog.
En fin, por hoy, olvidad quienes son los que están cagando, simplemente deleitaros en oler su mierda. En la próxima entrada hablaremos de quienes son los diarreicos y más tarde veremos que hacer con ellos.
Clic aquí para ir a la tercera parte 

No hay comentarios:

Publicar un comentario