sábado, 21 de diciembre de 2013

Puesta al día: vida social

A menos de 24 horas de que mi mundo se recontruya con la llegada de Elvira, voy a intentar describir el talón de Aquiles de mi estancia en CR.
En este tema me cuesta ser objetivo, consistente, claro... ya que mi estado de ánimo me puede hacer echar mierda por la boca o sentirme querido en el campus. Y me arriesgo a decir que la realidad está justo en mitad, una forma de vida definida como "soledad parcialmente acompañada".

Creo que ya he comentado antes las similitures con un Erasmus. Llegar a un sitio nuevo, donde no conoces a nadie y todo el mundo es potencialmente un "amigo", "compañero" o lo que quieras llamar. Inconscientemente vas acercándote a unos y otros. Me arriesgaría a decir que el único criterio es que te hagan caso, te inviten a algún evento, etc. Sentir que hay algo bidireccional. Te llaman para ir a tomar unas cervezas, para comer en casa o simplemente se paran a hablar contigo un rato en el complejo deportivo.
Hasta aqui todo bien. Esto es un internado, las posibilidades de conexión son pocas y el mundo exterior está algo lejos y lo percibo como una jungla donde no tengo ni idea de cómo empezar a conocer gente. Pero algunos se cruzan en tu camino con buenas intenciones. Y se agradece mucho.

Ese primer paso funciona bien. De hecho hay un climax de sentirte con gente, con amigos y que todo va de pm. Puro Erasmus. En París estaba en ese plan por octubre-noviembre. En aquel entonces no hubo cuesta abajo hasta pasada la navidad. Ahora ha venido un poco antes.
Y ese cambio es lo que podríamos llamar "la poda", "el desenamoramiento" o mejor peor llamado "desamigamiento". Y es cuando ya vas conociendo a esas personas. Dejes de ver sus maravillas y presencias también sus fantasmas. Y de media todos se separan unos puntos de tu eje. Te ves un poco más solo.
Esto suena horrible, pero no es tan malo. En Francia simplemente definió el tipo de relación que tuve con unos y otros, me hizo redescrubir a otras personas y afianzo grandes lazos con unos pocos. Fue pasar del mundo de la piruleta y el arcoiris eterno a una realidad de personas que valían la pena y otras con las que pasar el rato. ¡No era malo! no siempre encajamos con todos.
El problema al transladarlo a este mundo es que en mi mundo de la piruleta había no más de 5 personas (en Paris puede que 25 o 30) y tras la poda no encuentro a nadie en un radio suficientemente cercano para apoyarme si tropiezo.
Algunos casos han sido un jarrazo de agua helada, que casi despiertan en mi algo de rencor. Te entran ganas de ponerte Hollywoodiense y gritarles "¡creía que te importaba!". Luego respiras y te sientes un poco estúpido e intenas ver lo bueno que queda de cada persona.
A esto le sumamos que algunos conocidos se van de la universidad (por cuestiones personales) y la cosa se queda algo fría.

Tengo que hacer grandisimos esfuerzos, activos, proactivos y su puta madre en almibar (palabra que siempre tengo que buscar como coño se escribe, y no por la "b") por conocer gente nueva. Tengo proyectos en mente. Quedan para año nuevo. Pero tengo una sucesión de visitas que rompen los planes y a la vez me alegran el alma.

Esto es un puto reto. Antes digo que no me gusta vivir solo, que mi vida es mi mundo social, que soy tímido para las nuevas relaciones y toma 20 tazas. Y llamarlo reto suena bonito. Una meta, un crecimiento personal, subir de nivel, dominar el mundo y una puta montaña rusa emocional entre que te sientes que puedes y te haces pequeño, cavas un hoyo, te tiras y empiezas a echarte la tierra encima poquito a poquito.

Y echo de menos el apoyo de mi gran compañera y mujer de mi vida, echo de menos a todos los amigos y amigas de verdad, a mi familia e incluso a mi Darkillo. Y con ello los valoro y me doy cuenta del tesoro que tengo. Costa Rica tiene una biodiversidad del copón, unas playas de postal y un clima calentito pero, aunque me haya traído mis muebles y cositas de España, se me ha quedado allí lo que más quiero y lo más ireenplazable. Creo que me siento fuerte para vivir una temporada en Costa Rica, pero sé que volveré con mi gente.



2 comentarios: